ERIK SATIE, LA PISTA HISPÁNICA.
UNA NOTA Y UNA ANTOLOGÍA

Juan Manuel Bonet.

En este mismo catálogo subraya Ornella Volta, con toda pertinencia, la importancia que para Erik Satie tuvieron sus amigos y conocidos españoles, entre los que figuraron el oscuro poeta José Patricio Contamine de Latour, natural de Tarragona; santiago rusiñol, Ramón Casas, Ignacio Zuloaga y Miquel Utrillo, compañeros de los años de Montmartre; Raimon Casellas; Ricardo Viñes, intérprete pionero y ejemplar; Gonzalo Tintorer, otro pianista catalán que lo trató en el París de comienzos de siglo; Juan Gris; Dómenec Carles; Miró; y -last, but no least- Picasso, con el que, de "Parade" en adelante, colaboró en tantas ocasiones.

El primer testimonio escrito español en torno a Satie, lo firma Rusiñol, que en su iibro montmartrés "Desde el molino (1894) se refiere e n términos extremadamente elogiosos a su amigo "Sadi", "compositor con asomos de poeta''. El volumen lo ilustra Ramón Casas que además de trazar una silueta del músico lo incluye en dos retratos del grupo, ilustrativos de un párrafo concreto del relato. Otro libro de Rusiñol, "Impresiones de arte" (probablemente de 1987) también contience interesantes referencias a Satie, mencionado como uno de los visitantes del apartamento que el pintor catalán y otros de sus colegas tenían en la Ile Saint Louis.

En una de sus crónicas parisinas de los años 1920-1921, y más concretatmente en un artículo sobre el Groupe des Six, da el gran prosista catalá Josep Pla unas cuantas noticias -la verdad es que no demasiado precisas, y sin acompañamiento de opinión propia alguna- en torno a Satie. En 1942 volvería a hablar de él en su biografia de Rusiñol; en este segundo caso siguiendo muy literalmente el relato de aquél, insistiendo sobretodo en lo curioso del personaje y obviando del todo su música.En 1923, cuando tan sólo dos años de vida le quedaban al autor de "España", José Bergamín lo menciona en dos de los más conseguidos aforismos de su primer Iibro, "El cohete y la Estrella", publicado por la juanramoniana Biblioteca de lndice. Rezan así: "Erik Satie no dice Io contrario que Debussy; dice lo mismo, sólo que a la inversa''; y "Satie es a Debussy todo lo contrario que Liszt a Wagner". Uno de los grandes acontecimientos culturales españoles de finales de la década anterior había sido la presencia en Madrid, Barcelona y otras ciudades, de los Ballets Russes; en su repertorio había figurado Parade.

En febrero de 1925, unos meses antes de la muerte de Satie, un César M. Arconada que escribía todavía mucho sobre música y todavía no comunista Ie dedicaba un artículo en el segundo número de "Plural", una de las nás tardías tribunas del ultraísmo madrileño, calificándolo de "el más interesante de los músicos contemporáneos".

Carlos Gurméndez biógrafo del picntor ultraizante gallego Cándido Fernández Mazas, al referirse al primer viaje de éstc a París, realizado en 1925, nos habla de su amistad, en los cafés del Dome y de La Rotonde, con Tristan Tzara y con Satie. No me ha sido posible verificar el dato.

Entre los artículos suscitados en nuestro país por la muerte de Satie, hay que mencionar el de
Corpus Barga en el diario "El Sol", donde en su momento había dado cuenta del estreno de "Parade", con motivo del cual Picasso le había presentado al compositor, y a Cocteau; el que el la orteguiana "Revista de Occidente" publicó Adolfo Salazar, que tras unos inicios como compositor iba a consolidarse como el principal crítico musical de la generación del 27; y el que en "D'Aci i d'Allá" de Barcelona publicó Rafael Moragas, amigo de Rusiñol, de Utrillo y de Viñes, y y que volvería sobre el tema en 1934, en un artículo para el semanario, también barcelonés, "Mirador".


De todos estos el más significativo -que no, por desgracia, el más lúcido- es sin lugar a dudas el de Adolfo Salazar, que se limita a considerara a Satie como una figura rara, curiosa, parasitaria, una "jorobita extravagante y simpática, sin importancia mayor" del árbol de la historia. Salazar tiene palabras durísimas contra el Group des Six, y contra la producción satiesca tardía. Elogia sin embargo, con reticencia, eso sí, algunos aspectos de su obra anterior. "A veces, esos acordes, poseen un encanto sutil". O: "De vez en cuando, briznas de melodías muy bellas, sobrenadan en ese protoplasma sonoro". Ese es el tono. Algunos de los escritos posteriores del crítico serían todavía menos amables, menos favorables al compositor. En su libro "La música moderna"(1944), por ejemplo, lo reduce tan sólo a una curiosa "fuente" de la música raveliana, por lo que no le dedica capítulo propio, sino una suerte de antipática nota integrada al capítulo sobre el compositor de Ciboure.
"El gris i el cadmi" (1926), libro con el que el poeta catalán Josep María Junoy dijo adiós a la vanguardia, contiene una brevísima semblanza de Satie, al que había sido presentado por Cocteau en 1919. Va incluida en su última secciónn "Del llibre de l'amistat i de la mort", y en el que también figuran siluetas de Déodat de Séverac, Apollinaire, Joaquim Folguera y Joan Salvat-Ppasseit, entre otros creadores entonces ya desaparecidos.

En 1926, Manuel Ángeles Ortiz, pintor pertenecientce al círculo picassiano y vinculado al universo musical tanto por su amistad y colaboraciones con Manuel de Falla como por su relacioón con su colega Hernando Viñes sobrino del pianista, realizaba los decorados para la representación de "Genevieve de Brabant" en el marco de Les Soirées de París del conde Etienne de Beaumont. También en 1926, Dalí pintó, en clave cubista y clasicista, su deslumbrante "Mesa delante del mar (Homenaje a Erik Satie)", uno de sus grandes cuadros de aquella década, y que debe ser puesto en relación con otro en el que rinde tributo a Salvat-Papasseit.

Por aquellos años realiz an una obra quc presenta concomitancias con Ia de Satie, dos compositores catalanes y amigos, Frederic Mompou, y Manuel Blancafort. Vladimir Jankélévitch, en "La présence lointaine" (1983), ha subrayado cómo "es casi imposible pronunciar el nombre de Mompou sin pensar en Erik Satie, que ha ejercido influencia sobre él, y sin evocar el nombre de Déodat de Séverac". Mompou, en una carta de 1926 desde París, dirigida precisamente a Blancafort, era severo con las "Danses pothiques" satiestas, "intentos fracasados e imponentes de una sensibilidad que funciona muy bien pero con un talento que no le responde".

A la postre, sin embargo, reconoció siempre su deuda. A José Bruyr, en 1933, le decía:"Toda verdad está en el instinto, y es siempre el saber el que engaña. Y esa es la gran lección de satie. Basta para salvar su nombre del olvido". Blancafort, por su parte, ha subrayado la influencia de Satie -al que llegó a conocer personalmente- sobre su obra en los años veinte; en una entrevista de 1927 afirmaba:" Mi simpatía por él no tiene límites". En cuanto a un compositor de una generación más joven, Xavier Montsalvatge, por sus "Papeles autobiográficos" (1988) sabemos que una de las cosas que éste hizo cuando visitó París por primera vez, en 1933, fue comprarse partituras de Satie. Dos años más tarde, su amigo el bailarín Joan Magriñá incluyó en su espectáculo una Abstracción a partir de una pieza del francés.
En el Madrid de aquellos mismos años, hay que recordar la "Parada" (1928) de Juan José Mantecón, uno de los compositores más olvidados de aquel tiempo, que en una época en que andaba cerca de los ultraístas había escrito una obra titulada "circo" (1923); la conferencia-Concierto de Daríus Milhaud sobre "Les tendances de la jeune musique française" en la Residencia de estudientes madrileña, ilustrada con composiciones para piano de Satie, y suyas, y celebrada el 20 de abril de 1929; y los capítulos "Picassismo" y "Serafismo" de "Ismos" (1931) de Ramón Gómez de la Serna, que al la hora de hablar de "Parade", escribe lo siguiente: "Es hora de venganza y Picasso cena el triunfo con Satie, el músico que hacía "aires para huir", "trozos de forma de pera", y que decía a sus discípulos "caminad completamente solos. Encontrad muy mal lo que yo hago y, sobre todo, haced lo contrario".

Satie obtuvo durante los años aurorales de las vanguardias, un eco notable en el Nuevo Mundo. El primero de los amigos latinoamericanos de Satie fue el chileno Vicente Huidobro, cercano a los círculos cubistas y dadaístas, y que inclutó una colaboración suya en el tercer y último número de la revista "Création". Se conservan algunas de las cartas del frabcés al chileno. A diferencia de lo que ocurrió con Edgar Varése, esa amistad no se tradujo en colaboración alguna. César vallejo tituló rotundamente "El más grande músico de Francia" la crónica en torno a Satie que mandó desde la capital francesa en 1926 a la revista "Variedades" de Lima, crónica sobre cuya importancia no creo que sea necesario insistir demasiado teniendo en cuenta sobretodo alguna de las palabras que el poeta aplica al compositor, podrían aplicársele al poeta: "como iba hacia comarcas tan altas, murió pobre, obscuro para las multitudes, en su humilde y solitario cuarto".



El cubano Alejo Carpentier, por su parte, cuyos interesantísimos textos sobre el arte de los sonidos ocupan tres gruesos volúmenes póstumos, significativamente titulados "Ese músico que llevo dentro" (1980), se refirió en numerosas ocasiones a Satie. De "profeta y renovador" lo califica en el artículo que le dedicó en 1927 en la revista "Social", artículo dedicado al compositor de su misma generación cubana Alejandro García Caturla, que ofrece la particularidad de estar escrito...en la cárcel de La Habana -el año sigiente iba a marchar el escritor a París-, y en el que son importantes las consideraciones sobre el piano satiesco, en el que "las pausas hablan" y "los espacios blancos de la página compiten con el discurso musical, reduciéndolo a lo estricto".
En 1934, Ricardo Viñes publicó en el diario bonaerense "La Nación" un artículo importante, y bien conocido de los estudiosos: "Tres aristócratas del sonido", en torno a sus amigos Debussy, Ravel y Satie. Entre 1930 y 1935 el pianista leridano anduvo por Argentina, Uruguay y Chile. En los tres volúmenes de memorias y diarios titulados "Alturas, tensiones, ataques, intensidades" (1972-1994) de Juan Carlos Paz, encontramosreferencias a Viñez, a la también argentinizada Jane Bathori; a los compositores satiescos Julio Perceval y Daniel Devoto, y al propio autor de "Parade". "Erik Satie -escribe en una nota del primer volumen- y Tristán Tzara encarnan la perfección dentro de un claridad meridiana; el reencuentro con lo primigenio y lo antiretórico". En su nota del centenario, sin embargo, contenida en el segundo volúmen, el compositor vanguardista argentino no es demasiado amable, sino más bien todo lo contrario con el francés, cuya música termina considerando más como "producto curioso" que como otra cosa. En el tercero, vuelve sobre el tema, en parecidos términos recientes.
A cominezos de los años cuarenta, Miguel Ángel Colomar, poeta ultraísta mallorquín, pintor, ocasionalmente crítico de arte, compuso algunas obras para piano de las que sólo conocemos -por una nota de aquel entonces en la revista madrileña " La Estafeta Literaria" -los títulos, lo que por el lado del hmor resultan con toda evidencia satiescos: "Retrato cubista de Darío Milhaud" y "Noche, Madrid, Sava, pipa y perro", esta última en homenaje al modernista Alejandro Sawa, el autor de "Iluminaciones en la sombra".


En su "Diccionario de los Ismos" (1949), Juan Eduardo Cirlot define el "post-impresionismo musical" como "un movimiento de reacción contra el abandono de los valores melódicos y polifónicos realizados por el impresionismo y, en especial, por Debussy". "Se inspiró esta tendencia -añade- en los geniales hallazgos de Erik Satie, cuya música conjuga los elementos más dispares para conseguir un resultado de profunda emotividad humana".
Menos conocido todavía que Colomar, y sensible como Cirlot a la profunda emotividad humana del piano satiesco, "Eusebius", seudónimo de Eusebio García Mina (Zamora 1890 - Pamplona 1944), fue un crítico musical pamplonés que aliaba un gran conocimiento de las vanguardias, y una buena dosis de sentido del humor.

Su único libro, póstumo, se titula "De músico, poeta y loco" (1954), e incluye un artículo de 1939 sobre el compositor al que asocia con la lluvia en la provincia.
Nacido en Casablanca, pero formado en Italia y en Francia, a cuya escena se integró plenamente, Mauricio Ohana es uno de los compositores españoles contemporáneos que mejor han sabido expresar su admiración por Satie, en un texto recogido en 1962 por el crítico Jean Roy.
Pintor especialmente interesado de siempre por la música, y que ha homenajeado a Stravinsky, Varése, Mozart o Carles Santos, el ex miembro de Dau et Set Modest Cuixart ha dedicado por lo menos tres obras al compositor objeto de nuestra atención: "Petit homenatge a Erik Satie" (1971), "Ecocació d'Erik Satie" (1986) y "Homenatge a Erik Satie (Música y forma de pera" (1990).
En 1977, un compositor madrileño, más joven y radical, Tomás Marco, hoy principal responsable de la política musical española, prologó el doble álbum de piano de Satie, interpretado por Laurence Allix, y editado por el sello Ensayo, doble álbum cuya carpeta lleva ilustraciones de José Luis Téllez, y que durante mucho fue lo único suyo disponible en nuestro mercado. Marco define la obra de Satie como "una mezcla de humor, poesía, y una cierta dosis de melancolía y tristeza", añadiendo: "pero por encima de todo ello es música, y música original y de calidad".
Los días 12 y 13 de abril de 1980, Juan Hidalgo y Walter Marchetti realizaron, en el Teatro di Porta Romana de Milán, la primera versión mundial para dos pianistas "a la americana" de "Vexations", con una duración de 18 horas y 45 minutos. Fundadores, en el Madrid de 1964, del grupo ZAJ, cercano a la estética Fluxus, Hidalgo y Marchetti siempre tuvieron muy resente a Satie. En un folleto de 1975, lo habían presentado como un amigo de la familia, mientras consideraban a Marcel Duchamp como su abuelo, a Cage como su padre, y a Buenaventura Durruti como amigo de sus amigos.
Jomi García Ascot, poeta español trasterrado a Méjico en su infancia, es autor de un libro sumamente personal, "Con la música por dentro" (1982), en el que figura una página especialmente sensible sobre Satie.
En esa gran novela que es "El pianista" (1985), Manuel Vázquez Montalbán cuenta la vida de un supuesto pianista catalán, al que en la primera parte del libro vemos deambular por la Barcelona de los años ochenta, en la segunda por la de los cuarenta, y en la tercera por el París de antes de 1936, donde coincide con otro músico inventado, el compositor Luis Doria. Esa última zona del libro se abre con el relato de una conversación de ambos amigos con Darius Milhaud, en casa de éste, encuentro durante el cual hablan sobre todo de Satie, cuya música considera Doria superada.

Virginia Careaga fue la autora de una monografía sobre Satie publicada en 1990 por el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en 1989, Loreto Casado fue la responsable de la edición de "Memorias de un amnésico y otros escritos", primer volumen de las Ediciones Fugaz. El volumen lleva un prólogo suyo, otro del compositor Llorenç Barber -"una música que lejos de perecer y empolvarse, se nos aparece, en muchos aspectos, como precursora y radicalmente actual y actuante"-, y y una nota y una cronología de Ornella Volta. Con motivo de su aparición, se organizó en el Círculo de Bellas Artes un festival satiesco.
Evaristo Belloti, escultor de la generación de los ochenta, tituló "Españaña" su exposición individual de 1990 en la Galería Juana Mordó, en la que expuso cuadros inspirados en algunos de los principales tópicos de nuestra cultura, en varios de los cuales figura San Ignacio de Loyola. Pocos críticos, por cierto, pillaron el explícito guiño satiesco contenido en el título.


En cuanto a los pintores de la últimas generaciones, hay que recordar el temprano homenaje satiesco de Rafael Ramírez Blanco; los dos del abstracto José Manuel Broto, pertenecientes a una serie musical en la que también figuraron otros a Bach, Mozart, Debussy y Messiaen; el retrato imaginario del compositor realizado en 1992 por Pelayo Ortega, figurativo dueño de un estilo muy personal, del que también existen una serie de homenajes sobre papel, inspirados en una de sus frases más célebres; y las variaciones abstractas y neosimbolistas de Alberto reguera -por ejemplo. "Lumínica noche" y "Espirit impressiiniste"-, en el marco de cuya última individual de la Galerie Rubén Forni de Bruselas, celebrada este mismo año, ofreció un recital de Satie el pianista Pascal Dieudonné.
El compositor está presente, por otra parte, en la obra de bastantes escritores españoles de la última generación. Es es caso de andrés Trapiello, que con motivo de la aparición de la antología satiesca de Loreto Casado publicó un artículo -"Como todo el mundo"-, posteriormente recogido en su libro "Viajeros y estables" (1993); Miguel Sánchez-Ostiz y José Carlos Llop, que en varios rincones de sus respectivos diarios aluden a lo que el primero llama "lentas notas de extrema melancolía"; de Juan Lamillar, que en uno de los poemas de "Música Oscura" (1989) ha sabido traducir a verso castellano el temblor de las "Gymnopédie"; o el firmante de estas líneas, para el cual ya en 1976 el compositor constituía uno de sus ejemplos supremos: "Volver al simbolismo, a lo que vino después de él: hacer en poesía algo parecido a lo que hizo Satie en música".
Pocos creadores actuales tan identificados con el autor de "Parade" como Angel Guache, pintor, poeta, humorista, creador fronterizo donde los haya, de formación ´le también simbolista, para el que tanta importancia tienen el humor y la geometría, y que en los últimos años se ha embarcado en el que sin duda es, en el ámbito de la poesía española,el más coherente de los proyectos neovanguardistas. Satie, además de aparecer mencionado en varios rincones de su obra, impregna ésta.
Mucho juego ha dado, y creo que para demostrarlo bastarán los ejemplos aquí aducidos, la ronda satiesca hispánica. Por el lado dibujístico, no sería descabellado incorporar a la misma los tickes del Café Mabillon de Prís realizados a finales de los años cuarenta por Rafael Lasso de la Vega, de los que el IVAM incluyó algunos ejemplos en la muestra "El ultraísmo y las artes plásticas".
La ronda, en cualquier caso, continúa.